viernes, 16 de octubre de 2009

Epitafio

-"Falleció Julián".
Concreta verdad, quizás la única irrefutable en esta vida, anunciada por Pepe. Me muestra la tarjeta del evento obligado:

Cementerio "Las Puertas del Cielo"
Nos congregaremos a las 12:00 para
celebrar la memoria de Julián Evaristo Soto
-Importantes premios-

-"Genial, genial. Capaz hasta voy de smoking".
-"¿Pero qué decís Alberto? Esto es terrible. Una falta de respeto a su memoria, mas bien".
-"No, me parece genial, un funeral divertido para variar. Aparte seguro fue su idea, sino no iba ni el loro. Me voy, tengo que prepararme bien, nos vemos mañana".
-"Bue, supongo que tenés razón, nos vamos a ir todos al infierno pero felices".
-"No seas tan trágico, ché, dale un último gusto al tío, que ni siquiera lo visitaste en la clínica. Nos vemos".
-"Vos tampoco, no te hagas, adiós pibe".

Al mediodía siguiente, las puertas del cementerio abiertas de par en par invitaban a cualquier pedestre a colarse, claramente a propósito. No soy de leer muchos diarios, pero me enteré por todo medio posible de esto. No sé ni para que nos mandaron las tarjetas personalizadas. Inercia, supongo. Uh, que cantidad de gente, no puedo ni moverme. Me ahorro de saludar a las perfumadas, al menos. Ahora el padre empieza a hablar, mejor, así se quedan todos quietos. Yo intento seguir el sermón, pero siempre desvarío porque cuelgo con alguna pseudo-discusión con el cura que armo en mi cabeza, siempre en buenos términos, y me pierdo. Parece que ahora va a anunciar algo importante.
-Fieles, llegó la hora esperada. ¿Están listos?"
Murmullo (abrbrsisiabrbr).
-¡No los escucho! ¡¿ESTÁN LISTOS?!
-¡Sí!
-¡¡¿CÓMO DICEN?!!
Y otro gigantesco SI seguido de fuegos artificiales y globos coloridos, que bonito ché, espero que el tío los esquive allá en el cielo. La gente está como loca, hasta me contagian un poquito y creo que también grité. Me pareció ver una bandera que decía "JULIO CON VOS HASTA LA MUERTE". Adecuado.
Ahora el cura se dispone a leer una carta, según dice, lo último escrito en vida por el tío Julián:

"Niñas, niños, damas y caballos, agradezco su presencia aquí. Es raro esto de hablar muerto. Me ponen nervioso las multitudes. Encima nunca se me dio por la escritura, y no planeo reincidir por razones obvias. No quiero sacarles mucho tiempo, pero verán, a mí me sobra. No se si alguien acá me conoce, creo que la enfermera, que me da esta última cena con langostas, aprendió mas de mí que todos ustedes juntos, pero para sermones ya está el cura. Así que voy al grano…

(una bomba de estruendo interrumpe súbitamente). El cura se reacomoda y prosigue:

…el premio que vinieron a buscar está bajo sus pies, las palas las pueden conseguir en la entrada…

pero no se pudo seguir leyendo, no se bien que pasó después, porque me tiraron al piso, me dejaron una suela marcada en la cara y casi me cavan el cráneo. Entre medio de tumbas ahora profanadas, gente que intentaba proteger las tumbas de seres queridos y alaridos histéricos de algunos que creían haber dado con el premio, me hice camino hacia donde estaba el cura. No lo encontré, creo que huyó perseguido por una suerte de barrabrava contratado para alentar por Julio, que habrá creído que éste sabía donde estaba el premio. Me apuré a agarrar la nota que el sacerdote dejó caer, en realidad me iba a fijar si el premio no estaba en la dentadura de Julio, o algo así, pero esto me pareció mejor idea:

…igual no las van a necesitar, aunque pueden considerar a esas palas su premio. Lo que acabo de darles es la oportunidad de ver su futuro y pasado al mismo tiempo, consideren esa experiencia el epitafio de una tumba que nunca tendré, y también puedo ofrecerle una pasta frola a quien haya leído esto. Pásese por mi casa, la dirección está al reverso.”

Lafran

No hay comentarios:

Publicar un comentario