domingo, 6 de diciembre de 2009

Lana

Los calcetines van a sus respectivos cajones. Los pantalones se ponen de pie. Al frente, un pulóver dorado de mangas blancas dirige el mitin. Detrás, firmes y ordenados cromáticamente, otros buzos de menor jerarquía dan un paso al frente para marcar el inicio de la procesión.
-Tejidos del mundo, estamos congregados para declarar la sentencia del homo sapiens sapiens registrado como "Desconocido #641".

Los hilos se refriegan unos contra otros, el bullicio va en aumento y el pánico provocado con la tan sola mención del culpable empeora cuando las remeras entran, tarde como siempre, a la sala y se acomodan en sus perchas al costado del salón.
-Orden, orden en la sala. Este desconocido no solo mantiene tejidos en su haber sin etiquetarlos, sino que les ha dado un maltrato nunca antes visto. Pero mejor escuchemos el testimonio del Sir Arthur James Lacoste, un fino azul importado de Londres.
Ayudado por sus muletas, Arthur sube al estrado.
-"Lo que he vivido no se lo deseo a nadie. Ni siquiera a este rufián que se hace llamar dueño. En un día de por sí húmedo, algo que no ayudaba a mis envejecidas articulaciones, no solo tuve que sobrellevar la horrible rutina de estar pegado en un almacén de polillas con unos vulgares Nikes y algún que otro Vans..."

Varios buzos enloquecen e intentan agredir a la víctima, pero son frenados por camperas de cuero y cinturones que los echan de la sala, previo rociamiento de polillas lacrimógenas.

"...como venía diciendo, fui elegido. Me sentí en la gloria, uno siempre tiene esa sensación de que nunca va a volver a sentir la brisa. Pero que desgracia. Este orangután empezó a golpearme desde adentro, desde mis propias vísceras, me estiró las mangas, me arruinó mis costuras, me arañó mi cuello... ¿De verdad hace falta que siga?
-Necesitamos el testimonio completo, Sir.
"Como si esto fuese poco, el simio tropieza y cae por una ventana. Sé que es gracioso, pero no se rían, esperen que termine. Esta bestia no tiene mejor idea que usarme como paracaídas, idea digna de un mono por lo tonta, pero milagrosamente efectiva gracias a una indecorosa rama. Oh, el dolor que sentí, mis incorregibles quebraduras, mis pérdidas de tejido inútilmente compensadas por este ovillo que arrastro, son cosas que no tienen perdón..."
Los abucheos hacia el hombrecito envuelto en lanas resuenan, el juez pone orden y prosigue:
-Escuchemos la opinión del jurado.
Los doce sombreros de copa dan dos giros sobre sí mismos para declarar la unánime sentencia: Desconocido #641 nunca más volverá a usar ropa en su vida.
-¿Quiere defenderse, Desconocido? (le quitan las lanas de la cara).
-cof, cof...uf, señor juez, de verdad deberían mirar bien a Sir Arthur…tengo motivos para mi actuar...no vayan a creer que lo dañé para salvar mi vida.
-Peritos, verifiquen.
Unos guantes, malhumorados, despiertan y examinan a Arthur, que gime de dolor mientras lo doblan y retuercen. Alarmados, exclaman:
-¡Por las barbas de Ricky Sarkani! ¡Es un discontinuo!
-¡Vergonzoso!
-¡Desproporcionado!
-¡Horripilante!
-¡Vil!
-¡Ruin!
-¡Vulgar!
-¡Rastrero!
-¡Fermentado!
-¡Sucio!
-¡Apoliyado!
-¡Podrido!
-¡Zángano!
-¡Oloroso!
-¡Cuajo!
-¡Vencido!
-¡Inferior!
-¡Discontinuo!
-¿Y usted se hace llamar Sir?-exclama el juez- Debería darle vergüenza. Los cargos se levantan. Caso cerrado.

Los Nike y Vans irrumpen en la sala, usando a los cinturones como armas, mientras las camperas no hacen nada para frenar el cruel deshilachamiento del Sr. Arturo Jaime.

Lafran

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