miércoles, 30 de septiembre de 2009

Historia de la conformación del pseudointelectual con aires elitistas en la Argentina

Se sabe que hoy día se pasan el tiempo discutiendo cuestiones formales del discurso, el sentido y la semiótica de sus escritos en conferencias supercaras en hoteles ultralujosos, de las que nadie tiene ni la menor idea. Pero la dicotomía “intelectual/sociedad” tuvo su origen en una herida al orgullo y su consiguiente despecho.

Cuenta la historia que un consagrado escritor solía vestirse de civil para pasar desapercibido y deambulaba entonces por bibliotecas, librerías y casas de estudio, para vigilar la reputación de sus libros y artículos. Así fue que tras quedar satisfecho luego de uno de sus recorridos en búsqueda de vanidad, decidió refugiarse en un café. En el momento de abonar la promo “submarino + 2 churros de dulce de leche”, dejó caer accidentalmente una moneda, y lo que vio cuando se dispuso a juntarla lo sacó de quicio: un libro suyo soportaba una pata coja de la mesa. Cegado por la cólera, volteó la defectuosa cuadrúpeda, recogió su libro y su moneda, y se escapó corriendo, mordiéndose la rabia y maldiciendo por lo bajo, atropellando a toda la gente que se anteponía en su camino.

Llegó a su casa, “te estábamos esperando, hice milanesas con puré, tu comida preferida”, le dice su madre, pero hizo caso omiso y se encerró en su habitación, ahogando sus lágrimas en la almohada y pataleando el colchón. Desde afuera, sus padres le exigía una explicación, pero en ese momento un solo pensamiento revoloteaba en su cabeza: “Pucha, digo, ¿por eso escribo?”.

Juan Ignacio Domínguez

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