lunes, 28 de septiembre de 2009

Mi perro atropellado

De repente un hombre se me acercó y besando mi calva, exclamó:
-oh Astor, cuanto te extañaba que alegría verte nuevamente.
A lo que repliqué:
-Me temo, señor, que se ha equivocado, yo no soy Astor.
-Lo sé, pero Astor está aquí.-dijo apoyando su índice sobre mi cabeza.
-Sigo sin comprender, y además no me parece muy respetuoso de su parte, besarme y tocarme si no me conoce.
En ese instante apareció un segundo hombre diciendo:
-Lo que mi amigo quiere decir es que tiene a su perro en su mente.
-Corrección a mi perro atropellado en su mente.

Me quedé desconcertado, y no se me ocurrió nada mejor que decir:
-¡Estuvo leyendo mi mente sin mi autorización!, no me parece bien.
-Le aconsejo que no alegue, ya que mi amigo podría demandarlo, recuerde ha raptado a su perro y además lo atropelló.
_Oh, Astor!, debo rescatarlo, quien sabe que ideas locas pasarán por la mente de este hombre.-decía el dueño del perro, mientras el otro medía mi cabeza con un extraño centímetro, que sólo tenía numeros del 1 al 4, si bien era de más de un metro.

-Lo que sospechaba-exclamó al terminar la medición- talla 3.

Se quedaron paralizados y con cara de espanto un momento, y yo atónito sin comprender.

-Eso explica el accidente con el perro.
-Claro por sus fugaces ideas.

Estuvieron un largo rato comentando, horrorizados, sobre mi talla y el accidente del perro.
La conversación de estos parecía interminable, así que los interrumpí:
-perdonen pero no entiendo, ¿podrían explicarme?
-Mejor no- contestó el dueño del perro.
-¿Cómo dice?- respondí y el segundo intervino al verme furioso.
-Lo que mi amigo quiere decir es que no es conveniente explicarle nada por el momento.
-Su amigo debería decir lo que quiere decir. Y ahora explíqueme o me voy con el perro.
-Es de suma importancia que evite pensar, hasta que sepamos cómo rescatar al perro.
-¡Pero eso es imposible!, cómo pueden pretender que no piense.
-Bueno hombre haga un esfuerzo, todo sea por el perro.
-Todo sea por que me dejen en paz.
-Que todo sea por lo que tenga que ser-acotó el dueño del perro.

-Bueno señores esto es una locura, yo me retiro ya que nada tengo que ver con el asunto.
-Cómo que no, usted es el actor intelectual del incidente.
-No creo que el perro este en mi mente.
-¿Puede probarlo?
-Pues no, de la misma manera que usted no puede probar lo contrario.
-ajá!, no puede probarlo, entonces usted lo tiene.
-No sólo rapta y atropella a mi perro, sino que lo admite descaradamente.

Quise defenderme, pero el segundo hombre me interrumpió.
-No tenemos mucho tiempo, así que empezemos con el procedimiento-y empezó a leer lo que parecían instrucciones.-Primero debemos afeitarle la cabeza.

Pude ver la sorpresa en sus rostros al notar que era pelado, y se me escapó una sonrisa.

-Pero es calvo-dijo el dueño del perro.
Y el segundo respondió:
-ah entonces no es la primera vez que le extraen algo de la mente. Mucho mejor, ya sabe usted entonces cómo funciona, sabe que no hay nada que temer.
-Pero jamás me han extraído algo de mi mente-contesté-Y no deseo que lo hagan.
-¡No puede ser!, ¿por qué está pelado entonces?
-Porque se me ha caído el pelo.

Los dos empezaron a reír a carcajadas deciendo:
-se le cayó el pelo, es la peor excusa que jamás he escuchado.
Y continuaron riendo hasta que sus risas se convirtieron en llantos.
Yo aproveché para escapar.

Ena

5 comentarios:

  1. sólo Astor podrá contestarte jaja

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  2. La semana que viene agarrate que llevo la "cero" (rapadora al ras que te deja la cabeza de rodilla).

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. esta bueno todo el relato que haces sobre Astor Esta excelentemente usada toda la parte dialogo .

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