jueves, 1 de octubre de 2009

- Creo que podría estar mil vidas contestando tu pregunta -, me dijo. Después de un sorbo de café, agregó que “todo y nada” eran buenas excusas.

Nos quedamos en silencio, mirando a los otros: una mujer en otra mesa hablaba sin parar, y pensé que quien estaba con ella dudosamente estuviera escuchándola; un grupo de chicos entraba por la puerta, envuelto en risas, y el señor con ese enorme diario los miró por sobre sus anteojos, haciendo un gesto con la cabeza.

Había caído la noche. Enfrente, la plaza estaba llena de gente. En el recorrido, mis ojos se encontraron con los de mi compañero, que sonreía un poco. Finalmente, me dijo:

- Porque me conecta con lo que más me gusta de mí... por eso escribo.


Naty.

1 comentario:

  1. Esta excelente el dialogo entre vos y tu compañero pues es el motivo por el cual lo has escrito para poder comentarlo

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